Cristina está muy nerviosa. Perdió las formas y hasta el estilo
Incluso quienes la rodeaban
y conocen sus malos humores se sorprendieron y no irrumpieron con aplausos
desmesurados o cantitos alusivos, porque, en público y con la televisión, se
mostró desbordada. Algunos señalan, cuidando que la Presidente no sospeche
quien, que; el indisimulable enojo de la Presidente, no tiene una sola circunstancia. De
hecho, tiene muchas, a saber:
Las encuestas le dan mal.
Cualquier sueño re
reeleccionista comienza a desfallecer en manos de quien no quisiera.
Su pretendida visión épica
de su propio gobierno, comienza a hacer agua a borbotones y le queda muy lejos
el recrear su serie favorita (Juego de Tronos) donde la reina y sus dragones
confrontan con todos y ganan. Sus candidatos confiables no miden ninguno de
ellos.
Todos quedaron atrapados por
su mal humor en un momento que la sociedad se cansó del conflicto permanente.
Los escasos gestos de
conciliación se desmoronan más rápido que nunca. Nadie los cree, ni sus
acólitos ni sus detractores.
Siente que la construcción
de la próxima década se está transformando en una quimera.
Quienes mejor miden para la
sucesión dentro del peronismo, son cada día más peronistas y menos
kirchneristas. Hasta siente que le robaron a Néstor.
Siente que la nueva moda,
tanto dentro del oficialismo como fuera de el, es recordar a Néstor como un
hombre duro pero que escuchaba y dueño de un pragmatismo que no le habría
permitido destruir al Justicialismo para dar paso a esta estructura trasversal
que es Unidos y Organizados.
Siente que, ahora, desde su
propio riñón original (Alberto Fernández, Sergio Massa y Daniel Scioli, entre
otros) le han robado a Néstor como si este fuese el proyecto que Cristina
destruyó.
Percibe que ya no es la
dueña de la sucesión y termina rodeándose de esa suerte de núcleo duro juvenil
y de hombres que, como Zannini, son muy buenos constructores de poder cuando el
dinero ingresa a borbotones y las clases medias, medias altas y medias bajas
prefieren hacerse las distraídas antes que asumir sus propias decisiones y
destinos.
Jorge Lanata y el personaje
de Scioli como una suerte de monje tibetano que espera sin responder a los
mayores agravios, es obvio que la han afectado… y mucho. Nunca quiso a Scioli.
No por su origen menemista, eso siempre fue lo de menos. Su gobierno está
repleto de ex menemistas conversos. Lo que le molesta es que Scioli no es el
tío Cámpora. Lo que le molesta es que Scioli no responde y que cada latigazo
que le da, termina siendo el mejor alimento para hacerlo crecer en una sociedad
que busca paz, consensos y diálogos, no uniformidad.
Lo que le molesta es que los
que se fueron crecen más que los que se quedaron.
Siente que si el poder la
abandona, deberá recorrer los tribunales, con o sin razón, como imputada o como
testigo. No quiere hacerlo. Tiene una visión de si misma que casi roza lo religioso.
No se imagina como una diputada más o una Senadora, buscando retener los fueros
para evitar las incomodidades del común. Probablemente, ni siquiera se imagina
subiéndose siquiera a un avión de línea subiendo la misma escalinata que el
resto.
Siente que todas sus últimas
jugadas fueron destruidas. El 7D nunca llegó. La intervención del Grupo Clarín
no la pudo ejecutar porque ni siquiera la Comisión Nacional
de Valores acompañó el absurdo que significaba que una minoría interviniera la
conducción de las mayorías. El Blanqueo pareciera tener destino de escraches. Y
la reforma del Consejo de la
Magistratura camina también rumbo a la inconstitucionalidad.
Teme y razón no le falta,
que muchos jueces que hoy dicen darían la vida por Cristina, comiencen a recuperar
la memoria de su propia dignidad y a dar pasos en sentido contrario a lo que se
espera de ellos. Sobretodo aquellos que perciban que en poco tiempo más, sus
destinos podrán quedar en manos de una oposición que, a diferencia del año
2009, no tendría piedad, porque recuerdan que su piedad pasada terminó siendo
su lápida presente.
Y como si todo esto fuera
poco, Lanata no solo le ganó al Futbol para Todos sino que incluso terminó
haciendo más rating que la semana anterior casi llegando a los 30 puntos que ni
Tinelli había alcanzado el año anterior. Esto, fue una respuesta social casi
boca a boca, por intermedio de las redes sociales, para responder a lo que
entendieron era un intento oficialista de mostrar que el pan y circo era más
visto que las denuncias de corrupción.
Algunas de sus desbordadas y
durísimas frases de su última presentación, podrían ser para ella misma un año
atrás. Sobretodo cuando el afecto electoral la había colocado en el lugar del
Presidente más votado desde Juan Domingo Perón en 1973. Solo que, ahora, se las
dirigió a Scioli, que siguió imperturbable. Dijo:
"Quieren quedar bien
con todos y tener un millón de amigos"
"En La Plata no miré para otro
lado, como hicieron otros, fui y puse la cara donde tenía que ponerla, sin
borrarme, defendiendo a la gente", dijo. Y agregó: "Me hice cargo de
lo que no era mi responsabilidad".
"Cuídense de esos a lo
que parece ser que nada les toca y nada les llega".
"Imaginen a ese tipo de
dirigentes frente a las corporaciones, negociando la deuda, negociando por los
trabajadores... Hagamos estos ejercicios para que nadie se equivoque".
"Pese que a veces no me
defiendan algunos dirigentes, no crean que soy estúpida".
“Ciertos sectores tienen
protección mediática porque nadie le pide nada de nada", dijo.
"A mí me llama mucho la
atención que siempre haya dirigentes intocables, a los que los grandes medios
corporativos nunca los tocan ¿Por qué le pegan a unos y no a los otros?".
"Estoy un poquito
cansada, no cansada de gobernar, sino de que alguno se hagan los idiotas o me
tomen a mí por idiota".
Lo cierto es que muchas o ninguna de esas
frases habrían sido pronunciadas un año atrás. Lo cierto es que el gobierno
dispone de una red de medios que hoy cubren el 70 o el 80% de universo
mediático. El problema es que la gente no lo acompaña con el rating. Lo cierto
es que hoy habla de planes quinquenales de cientos de miles de millones de
pesos, pero ni siquiera alcanza el dinero para cubrir en tiempo y forma los
compromisos actuales. La deuda del Estado con los proveedores es impresionante.
Y Cristina, a diferencia de la princesa de Juego de Tronos no tiene tres
dragones. Lo cierto es que quienes la rodean en su primer círculo saben que
tienen su destino atado al de Cristina y que esta no pareciera querer escuchar
nada y por ende se callan. El mito de la revolución se cayó entre las bovedas,
la corrupción y una Pléyade de personajes impresentables que son
multimillonarios pero no pueden sostener el origen de sus fondos sin terminar
multiprocesados.
Lo cierto es que frases como
las que tuvo ayer la recién ascendida, diputada Juliana Di Tullio cuando dijo
que "Scioli tendría que salir a aguantar los trapos" a Cristina. Sonaron
más a bravata con idioma de Barras bravas, que a algún reflejo mas conciliador
como espera una población que teme que sus propios destinos queden atrapados en
una lucha de poderes que sienten tiene destino de final sin prisioneros.
La
Presidente Cristina Fernández de Kirchner todavía tiene
tiempo para transitar en paz y con méritos, el camino de su retroceso e incluso
soñar con un regreso si lo que viene hace de ella una persona que la sociedad
extrañe. Claro que para que eso suceda, debe encontrar una faceta de su
personalidad que nadie sabe si tiene y mucho menos si la quiere cultivar.
Lic. Rodolfo Patricio Florido
Fuente: PdeQ Digital.
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