Mi mayor miedo desde la infancia.
La muerte es un miedo universal en el ser humano. Existen diferentes
etapas de la vida en las que empezamos a ser más o menos consciente de esta
sombra. Cuando nuestros padres se hacen mayores, es habitual que muchos de
nosotros, yo, por ejemplo, tengamos miedo y pánico a la hora de perder a alguno de ellos.
¿Por qué?
Sencillamente, porque la madre y el padre son esas figuras de referencia que se tienen desde la cuna, esos puntos de apoyo que producen alegría, seguridad y fortaleza. Sin embargo, la muerte de un padre o de una madre es uno de esos momentos que yo ni siquiera quiero ni puedo imaginar, porque me causa dolor, tristeza, angustia e infelicidad, cosa que actualmente, me esta pasando.
En primer lugar, entendiendo que es ley de vida perder a los padres.
De hecho, lo antinatural es que los padres pierdan a sus hijos.
Por otra parte, no sólo hay que asumir la muerte de aquellas personas que queremos sino también, es importante reflexionar sobre los propios límites y la temporalidad.
La vida tiene un principio y un final. Por eso, muchos dicen que no hay nada mejor, como vivir el presente, disfrutar el ahora e intentar pensar en positivo.
Mis viejos se merecen un homenaje tras otro porque hicieron y hacen grandes esfuerzos y sacrificios por mis hermanas y por mí, fue así a lo largo de la vida.
El mejor regalo que les puedo dar, es todo el cariño del mundo, todo el apoyo y el respeto.
Porque les debo mucho, y se merecen que les regrese algo de todo el amor y sacrificio que me dieron desde chica.
"Luchemos por alcanzar la serenidad para aceptar las cosas inevitables, el valor para cambiar las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras."
San Francisco de Asís.
¿Por qué?
Sencillamente, porque la madre y el padre son esas figuras de referencia que se tienen desde la cuna, esos puntos de apoyo que producen alegría, seguridad y fortaleza. Sin embargo, la muerte de un padre o de una madre es uno de esos momentos que yo ni siquiera quiero ni puedo imaginar, porque me causa dolor, tristeza, angustia e infelicidad, cosa que actualmente, me esta pasando.
En primer lugar, entendiendo que es ley de vida perder a los padres.
De hecho, lo antinatural es que los padres pierdan a sus hijos.
Por otra parte, no sólo hay que asumir la muerte de aquellas personas que queremos sino también, es importante reflexionar sobre los propios límites y la temporalidad.
La vida tiene un principio y un final. Por eso, muchos dicen que no hay nada mejor, como vivir el presente, disfrutar el ahora e intentar pensar en positivo.
Quiero aprovechar el tiempo para poder compartir con mis viejos
grandes momentos, quererlos todo lo que mas pueda, cuidar de ellos, mímalos,
hacer planes, llámalos por teléfono hasta que se harten de mí, dejar que formen
parte de mi vida, sorprenderlos…
La vida es así y no hay más remedio que aceptarla. De
hecho, a quienes nos cuesta aceptar las cosas tal y como son, sufrimos todavía
mucho más. Por eso, vale la pena aprender a vivir con sabiduría interior y con
mucha calma para seguir avanzando hacia el futuro sin perder las oportunidades
del destino.Mis viejos se merecen un homenaje tras otro porque hicieron y hacen grandes esfuerzos y sacrificios por mis hermanas y por mí, fue así a lo largo de la vida.
El mejor regalo que les puedo dar, es todo el cariño del mundo, todo el apoyo y el respeto.
Porque les debo mucho, y se merecen que les regrese algo de todo el amor y sacrificio que me dieron desde chica.
"Luchemos por alcanzar la serenidad para aceptar las cosas inevitables, el valor para cambiar las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras."
San Francisco de Asís.
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