¿Sos kirchnerista? No podes dejar de leer este manual.



  Asocie al contrincante a Clarín, los poderes concentrados, la patria contratista, o cualquier otro ente que represente el eje del mal

  Si no está de acuerdo con la idea expresada, acuse siempre a su autor de cobrar por lo que piensa. Si además la idea es buena, insista en que seguro proviene de un think tank oculto. 

 Si se trata de críticas al gobierno, dígale simplemente que los de antes eran peores. 

 Si lo que le dicen es muy contundente, acúselo de simplista. 

 Si el tuitero a descalificar aporta ejemplos concretos, para ganar tiempo, exíjale que le revele las fuentes. 

 Si son buenas, dígale que las presente en la justicia. 

 Si las presentó, acúselo de denunciante compulsivo que sigue los pasos de Monner Sans y que todo lo judicializa. 

  Si sigue resistiendo, recuérdele algún pecado de juventud que lo comprometa. Solo los oficialistas tienen derecho a cambiar de ideas. 

 Si no logra debilitarlo con la discusión, trate de enojarlo repitiendo algo como un loro, insultando sus convicciones, recordando algún defecto personal. Cualquier bajeza que haga que el contrincante se salga de sus cabales. 

 Si tiene que recurrir al insulto directo, hágalo de manera elegante, sin apelar a un lenguaje soez. Puede acusarlo de básico, de desinformado, de servicio, de represor. 

 No olvide estar atento: en cuanto el contrincante se saque, contestéstele rápidamente: “derrapaste”. 

 De inmediato debe retuitear el derrape del contrincante con la indicación: “no saben debatir”. 

Algunos conceptos que debe incluir en el tuit que lo convierten en irrefutable: 

 Para parecer bienpensante no olvide incluir conceptos como: sectores concentrados, monopolios, los 90, neoliberalismo, fascismo, apropiadores, nac&pop. 

 Si osan hablar de corrupción de este gobierno, recuérdele que se trata de “capacidad de gestión”. 

 Si mencionan cuestiones sobre las que no hay justificación, recuérdele otra en contrario: Por ejemplo, si habla de minería contaminante, recuérdele que debería hablar de los glifosatos. 

 Si hablan de inflación o pobreza, recuérdele que todo era peor en el 2001. 

 Si la idea no admite refutación, recuérdele que podría estar sirviendo a los opositores destituyentes (no importa cuál, siempre hay alguno). 

 Si el argumentador utiliza frases como corrupción, la ineficiencia, la falta de planificación, le dice que esto es Latinoamérica, no Suiza.

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